Comparte algo de la lección que te haya dejado boquiabierto o que incluso te haya dado una nueva perspectiva.

Hermosa lección, porque el concepto del Minyan (la Decena) es de lo más revolucionario en la Cabalá práctica.

Les comparto una de las ideas que más me voló la cabeza cuando la estudié:

El Minyan como un “microcosmos del Creador”

La Cabalá enseña que cuando diez personas se reúnen con la intención de elevarse espiritualmente, se crea una vasija colectiva que no depende de las limitaciones de cada individuo.
Es decir:

– Uno puede estar débil, otro confundido, otro inspirado, otro con fe fuerte…
– Pero cuando los diez se unen en un deseo común, se despierta una fuerza espiritual mayor que la suma de sus partes.

La perspectiva que me cambió es esta: el Creador no se revela a una sola persona, sino en el espacio intermedio que se construye entre varios deseos que buscan la unidad.

¿Por qué diez?

En Kabbalah no es un número arbitrario:

– El alma completa se compone de diez sefirot.
– Por eso, cuando diez personas trabajan juntas como un solo organismo, forman un “alma colectiva” capaz de contener la Luz.
– Aunque ninguna de esas personas haya alcanzado la corrección individualmente, en la unión sí aparece una medida de corrección.

El espejo de la Decena

Lo que me dio otra perspectiva fue entender que los amigos de la decena son un espejo de mí mismo:

– Cuando siento rechazo hacia alguno, en realidad es una resistencia dentro de mí.
– Cuando lo incluyo en mi corazón, estoy ampliando mi vasija.
– El amor hacia los amigos no es solo “ser buena persona”, sino la herramienta práctica para revelar la espiritualidad.

En la vida diaria, esto se traduce en que la transformación más profunda no sucede en soledad, sino en la conexión con otros. El Minyan nos enseña que el camino espiritual no es un viaje de “yo y Di-s”, sino de nosotros y la Fuerza Superior.

A mí realmente me impresionó está semana descubrir que los números son importantes como el 86, todo sobre el trabajo de los amigos (las 4 partes), el darme cuenta que todo está dentro de mi, no en los demás, y que puedo lograrlo.

En el artículo de Rav Laithman, La humanidad es un organismo integral e interconectado,  se menciona la Garantía Mutua (Arvut), como una condición de vida, para la  existencia de cualquier organismo viviente..

Cuando todas las fuerzas se coordinan y se enfocan a una meta común, las fuerzas negativas de corrección (crisis y  enfermedades) no surgen en el organismo y el sistema existe en equilibrio permanente, conocido como homoestasis el cual es un proceso de autoregulación que ayuda a la supervivencia.

Si hay una ley de garantía mutua común para la supervivencia colectiva, la perspectiva es aplicarla en la humanidad creando órganos de contrapeso, como están en el cuerpo humano, para contrarestar y anular los efectos de las crisis ocacionadas por los intereses egoístas.

Las enseñanzas de esta ciencia nos estáformando en el laboratorio del grupo a crear un ambiente de interconexion entre los miembros ampliandos los kli de recepción para atraer luz.Es como un experimento mundial a pequeña escala con el objetivo de ir divulgando y poniendo en practica esta sabiduria para llegar a la correccion de las almas

Me ha impresionado leer en la última entrada sugerida al blog del Rav que cuando me siento a mí mismo estoy en “nuestro mundo”, pero al entrar en las sensaciones de las otras personas, accedemos al “mundo superior” 😍😍😍😍😍😘.

Al formar parte de una decena o Miyán, podemos construir un partzuf entre todos, un Kli capaz de atraer Luz de Ein sof tal como lo hicieron los cabalistas que revelaron los mundos superiores  y escribieron el Zóhar. Las conexiones entre los participantes y la restricción  de los deseos personales para recibir la luz sólo para los demás miembros del grupo, nos asemeja al Creador en su cualidad de otorgamiento.

Al formar un círculo hacemos múltiples líneas de conexión entre todos, atrayendo más Luz que reforma; de esta manera, podemos avanzar juntos rápidamente hacia un nivel cada vez más alto de revelación del Creador,  imitando la forma interconectada  en que opera la naturaleza. Al estar dispuestos a ser altruistas, amorosos y hacer plegarias por los amigos, nos conectamos más con el Creador y empezamos a captar las sensaciones de los mundos superiores.

La decena funciona porque al unir nuestros puntos en el corazón, generamos cargas en un campo magnético alimentado por la suma de nuestros deseos. La  sinergia que creamos con nuestra intención de otorgamiento, nos hace equivalente con la Fuerza Superior y atrae la Luz desde Ein sof, que pasa a través de cada participante (Malhut), expandiéndose en el centro del círculo, y favoreciendo a toda la decena en su deseo de ascenso espiritual.