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Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)
1) Rabí Hananiá, hijo de Akashia, dice: «El Creador quiso purificar a Israel, por eso les entregó abundantes Torá y Mitzvot (preceptos), tal como está escrito: “El Creador quiso, a causa de Su rectitud, magnificar la Torá y glorificarla”», (Makot, 23b). Se sabe que Zakut (purificación y premiar) deriva de la palabra Hizdakjut (purificación, refinamiento). Tal como dijeron nuestros sabios: «Las Mitzvot fueron entregadas solo para la purificación de Israel por medio de ellas», (Midrash Shmuel, Parashá 4). Debemos entender en qué consiste esta purificación, que se consigue por medio de Torá y Mitzvot, y qué es el grosor (Aviut) que se encuentra dentro de nosotros, y que debemos purificar usando Torá y Mitzvot.
Ya hemos hablado de esto en mi libro «Panim Masbirot» y en «El Estudio de las Diez Sefirot (TES)», y ahora reiteraré aquí brevemente que el Pensamiento de la Creación consiste en deleitar a las criaturas de acuerdo con Su abundante generosidad. Por esta razón se imprimió en las almas un gran deseo y anhelo de recibir Su abundancia.
Esto se debe a que el deseo de recibir es la vasija para la medida del deleite en esta abundancia, ya que la medida y fuerza del deseo de recibir la abundancia, corresponde precisamente con la medida de placer y deleite en la abundancia, ni más ni menos. Y están tan interconectadas, que son indivisibles excepto en cuanto a que el placer se relaciona con la abundancia, y el gran deseo de recibir la abundancia se relaciona con el receptor.
Ambos se extienden necesariamente desde el Creador, y necesariamente se encontraban en el Pensamiento de la Creación. Sin embargo, deben dividirse de la siguiente manera: la abundancia proviene de Su esencia, extendiéndose a modo de «existencia a partir de la existencia», y el deseo de recibir que está incluido ahí, es la raíz de las criaturas. Esto significa que es la raíz de su renovación, es decir, del surgimiento a modo de «existencia a partir de la ausencia», puesto que ciertamente no existe forma alguna de «deseo de recibir» en Su esencia.
Por lo tanto, se considera que el deseo de recibir que acabamos de mencionar, es toda la sustancia de la Creación, de principio a fin. De este modo, todas las múltiples criaturas, en todas sus innumerables instancias y comportamientos que se han manifestado y que se han de manifestar en el futuro, solo son medidas y cambios en los valores del deseo de recibir. Todo lo que hay en esas criaturas, o sea, todo lo que se recibe en el deseo de recibir impreso en ellas, se extiende desde Su esencia a modo de existencia a partir de la existencia. No es, en absoluto, una nueva creación, ya que no es algo nuevo. Por el contrario, se extiende de Su eternidad a modo de existencia a partir de la existencia.
2) Como ya hemos dicho, el deseo de recibir está incluido necesariamente de inmediato en el Pensamiento de la Creación, con todos sus múltiples valores que contiene, junto con la gran abundancia que Él había planeado para complacerlos e impartirles. Y debes saber que esto es la Luz y la vasija que discernimos en los Mundos Superiores. Porque necesariamente vienen entrelazados, y descienden juntos de grado en grado. Y en la medida que los grados descienden de la Luz de Su Rostro, alejándose de Él, ese es el grado de materialización del deseo de recibir contenido en la abundancia.
También podríamos afirmarlo a la inversa: de acuerdo con el grado de materialización del deseo de recibir dentro de la abundancia, esa es la magnitud del descenso, de grado en grado, hasta el lugar más bajo de todos, donde el deseo de recibir se materializa en toda su magnitud. Este lugar se llama «el mundo de Asiá», y el deseo de recibir es considerado «el cuerpo del hombre», y la abundancia que recibe es considerada la medida de «vitalidad que contiene ese cuerpo».
Ocurre lo mismo con el resto de las criaturas de este mundo. La única diferencia entre los Mundos Superiores y este mundo es que, mientras el deseo de recibir que se encuentra dentro de Su abundancia no se haya materializado completamente, es considerado que todavía pertenece a los mundos espirituales, superiores a este mundo. Y una vez que el deseo de recibir se ha materializado completamente, es considerado como que existe en este mundo.