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En nuestra vida y todos los que nos rodean pensábamos en acumular y acumular, fijándonos que tenía o adquiría el de enfrente, hasta que llega el momento que Hashem pone en nuestro camino conocimiento y sabiduría que nos hacen cambiar de opinión, ya no tenemos solo para nosotros sino que queremos compartir tanto espiritualmente como físicamente y nuestra percepción cambia a pensar en el prójimo primeramente
Me dejó realmente asombrado, que el ego no es simplemente algo malo que debamos eliminar, sino una fuerza neutral, e incluso necesaria, cuya verdadera transformación reside en cambiar la intención detrás de nuestros actos.
El concepto clave aquí es que el ego, entendido como el “deseo de recibir placer”, no es moralmente negativo. Lo que lo vuelve dañino es la intención egoísta, es decir, el deseo de recibir pura y exclusivamente para uno mismo. Pero si esa misma recepción se modifica, orientándose a beneficiar al otro o al Creador (“otorgar”), entonces esa recepción se convierte en algo profundamente valioso.
Esto me reveló:
– Primero, que el deseo de recibir es natural, intrínseco a nuestra existencia, incluso reflejo de la creación misma.
– Pero segundo, transformarlo es posible: no suprimiendo el deseo en sí, sino elevando nuestra intención detrás del acto.Un ejemplo poderoso que ofrece Baal HaSulam lo ilustra bellamente:
Dos amigos. Uno recibe una cena cuidadosamente preparada por el otro. Primero se resiste por vergüenza… pero luego entiende que si come disfrutando, está otorgando placer al anfitrión. Esa intención compartida transforma toda la experiencia.
Ese giro —pasar de recibir egoístamente a recibir para otorgar— es como un interruptor que cambia por completo la energía y el propósito de lo que hacemos.
Por qué esto me pareció revelador
1. Redefine el ego: ya no como enemigo, sino como materia prima cambiante.
2. Hilo de dignidad humana: reconocer que no hay que negar nuestro deseo de recibir, sino refinarlo.
3. Camino accesible: más que un sacrificio drástico, es un ajuste profundo pero posible: cambiar la intención.
4. Una herramienta espiritual: el ego se convierte en escalón hacia una realidad más altruista, no en obstáculo.Qué me deja esta lección
– Que yo mismo, en mi día a día, puedo poner esa intención a prueba: antes de actuar, preguntarme visualmente, “¿esto es para mí o puede servir a otros?”.
– Que nada es descartable: incluso en situaciones donde recibo, puedo transformar el acto en una conexión espiritual si lo hago conscientemente.
– Que el ego bien entendido deja de ser prisión o limitante: es un canal hacia la luz si oriento la intención.Yo percibía el Ego como algo malo y siempre trataba de opacarlo, y através de la meditación trataba de callar los pensamientos! Ahora me cambio toda mi visión y persectiva: usarlo a favor!!! Verlo, analizarlo para conocerlo, expandirlo para cambiarlo con la Intención!!! Es hermoso, no tengo palabras, solo asombro y alegría.
El vacío es una fuerza contraria que denota por ejemplo infelicidad, entramos en el proceso de recibir para pasar a la felicidad, como sucede con una semilla que al recibir adecuadamente lo necesario se abre para empezar su proceso para llegar a dar ramas y frutos si es asi su naturaleza.
Y es en este vacío cuando actua el Creador para que recibamos lo que desamos, en cambio con la vasija llena es cuando el ego se mueve.
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