La Historia nos enseña que existen patrones cíclicos, es decir que se repiten cada cierto tiempo, y que marcan puntos de inflexión, que permiten determinar el desarrollo alcanzado por la Humanidad que vive tales acontecimientos. Por ejemplo, el ascenso y la caída de los imperios babilónico, egipcio, otomano y romano, Revelan el antagonismo entre dos sistemas Nimrod (dominación y separación egoísta) y Abraham (unión y altruismo). Visto de esta manera, debe existir una ley de la naturaleza o fuerzas superiores, que guían el orden de los eventos que conducen a la emergencia del siguiente nivel de desarrollo de las criaturas que habitan nuestro mundo.