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El curso anterior me ayudó a ser consciente de mis deseos egoístas, los cuales voy a esforzarme en transformar en deseo de otorgar de manera altruista. Aprendí que para alcanzar el mundo espiritual hay que desarrollar un sexto sentido a partir del punto en el corazón; es decir, un masaj “pantalla”, que manifiesta la intención de la vasija de recibir la luz con el fin de otorgar al Creador. De este modo, al cambiar nuestro programa egoísta por intención altruista nos asemejamos a la cualidad del Creador (equivalencia de forma).
Que el desarrollo del deseo pasa por las 0-4 fases de la Luz directa dentro del sistema de los 5 mundos espirituales (Adam Kadmon, Atzilú, Beriá, Yetzirá, Asiah) que a su vez se relacionan con los 5 niveles del alma (Nefesh, Ruaj, Neshamá, Yejidá, Jaiá) a través de una estructura que está presente en toda la creación: El Árbol de la Vida con sus 10 sephirots (Kétet, Hochmah, Biná, Zeir ampin y Malhut).
Mi expectativa para este curso es profundizar en todas estas estructuras que se relacionan a la Ley General de la Naturaleza y las Fuerzas Superiores que rigen la realidad; y sobre todo, saber qué podemos hacer desde la práctica cabalística para hacer las correcciones (tikkún) de manera eficaz con el fin de llevar una vida material armoniosa y alcanzar los mundos espirituales.
Entender que no tengo por qué correr, que puedo ir despacio a mi ritmo, que la espiritualidad no tiene tiempo.
Me he sentido como si estuviera en un bucle de dejavú constante. La información recibida no me es ajena ni es desconocida, son monedas que entran en un compartimento y buscan su lugar, encajan y sigue adelante una nueva moneda.
Las palabras y definiciones de cada escalón o cada mundo se me dificulta ese aprendizaje.
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